Diferencias entre una cocina industrial y una doméstica

Cuando acudimos a cenar a nuestro restaurante favorito solemos fijarnos en su decoración, su ambiente, el trato que nos da el personal, limpieza, olores… y por supuesto la calidad del producto final.

Todo ello compone una experiencia, la experiencia visible que hará que un negocio crezca o caiga en desgracia. Pero como en todo buen espectáculo, hay un trabajo detrás, que no se ve y que es importante destacar.

Hoy hablamos de la parte invisible más importante de los restaurantes: su cocina. ¿Cuáles son las diferencias entre una cocina industrial y una doméstica?

Cocinas domésticas

Una cocina doméstica, la que todos tenemos en casa, está diseñada para satisfacer las necesidades de un ámbito familiar tanto en sus dimensiones como en sus prestaciones.

La zona de la cocina suele contar con entre 2 y 5 fuegos en función del tamaño de la vivienda y las personas que vivan en él. Para cocinar contamos con 3 sistemas principalmente: gas (actualmente muy en desuso), vitrocerámica e inducción.

Su diseño, colores, funciones… dependerá de los gustos, presupuestos y encaje en la cocina. Cada uno tiene sus prioridades pero en este tipo de cocinas se le da más importancia a cómo quede en el entorno y a la comodidad al usarla.

Cocinas industriales

La cocina industrial, por su parte, está pensada para un uso intenso a diario por lo que sus características tratan de satisfacer esa necesidad.

Dependiendo del tipo restaurante: tamaño, tipo de cocina, número de personal en cocina… suelen contar con entre 6 y 8 fogones para poder cocinar al mismo tiempo el mayor número de platos.

Las fuegos (los de gas) tienen unos quemadores más grandes que los de uso doméstico ya que, como es obvio, se preparan muchas más raciones que en nuestra casa. Además cuentan siempre con una llama «piloto» encendida para optimizar el tiempo.

Si son cocinas eléctricas suelen ser placas de inducción profesionales, con una estandares de calidad y durabilidad mucho mayores a los de una cocina doméstica. Debemos pensar que en una semana de trabajo de un restaurante exitoso se pueden cocinar las mismas raciones que en un año en una cocina doméstica (calculando 52 servicios diarios).

Igualmente pueden contar con planchas o parrillas de grandes dimensiones para preparar carnes, pescados o verduras rápidamente.

Los acabados varían sustancialmente, siendo el acero inoxidable el más utilizado por durabilidad, higiene y facilidad al limpiarse.

Además se cuenta con maquinaria específica de grandes dimensiones como lavaplatos y frigoríficos y con material especializado como salamandras (para mantener los platos calientes), mesas de mantenimiento con frío, baño María…

La clave, al igual que en una cocina doméstica, está en contar con una cocina adaptada a las necesidades de cada cliente. En este caso, no contar con elementos innecesarios es fundamental para agilizar el trabajo y reducir costes.

Una cocina a medida, con los elementos que necesitemos y la tranquilidad de contar con un servicio de mantenimiento técnico como el de IGDOR son clave para asegurarnos que el negocio funcione.